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Desde el Escritorio de Pastor

" Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos."     

                                                                      Efesios 5:15-16

 

Te Invito cada Semana a tener un momento de Reflexión con las Sagradas Escrituras por medio de estos Apuntes 

  • Hoy finalizaremos el tema de la mayordomía que hemos estado abordando durante este mes. El énfasis de hoy en la mayordomía integral es el TESTIMONIO Y EL SERVICIO. A la verdad, entre los regalos que Dios nos ha dado, tenemos los DONES ESPIRITUALES. Que no son más que capacidades especiales que Dios nos otorga cuando recibimos a Cristo en nuestro corazón y nos capacita para servir en el reino de Dios


  • Hemos venido enseñando que: ¡todo pertenece a Dios! Pues, está escrito: “Porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas” (1 Cr. 29:11b) y, añade: “…de lo recibido te damos” (v.14). Sí, todo pertenece a Dios y, nosotros, sólo somos mayordomos (administradores) de lo que es de Dios.


  • Definitivamente, el ser humano es un ser relacional. Para él, las relaciones son profundamente necesarias. No se puede llevar una vida normal y satisfactoria sin relacionarse con otros seres humanos; aun, cuando en estos tiempos, muchos tienen la tendencia a suplir esta necesidad relacional con mascotas y otras cosas.


  • Para muchos, el tema de la mayordomía no es muy espiritual. Creo que la razón de esto es por el desmedido énfasis en el dinero (relacionado con el tema de los diezmos con una perspectiva incorrecta). Pero, la mayordomía cristiana es un tema y una doctrina espiritual.


  • La “diligencia” es una hermosa y extraña virtud. El común de las personas tiende a ser conformistas y, en estos tiempos, a ser mediocres. La diligencia es lo contrario a la conformidad y mediocridad. La diligencia requiere esfuerzo, determinación, constancia y busca siempre la excelencia. La diligencia con Dios significa cumplir con los compromisos con él. Diligencia con uno mismo significa ser activo, no caer en la pereza, con metas fijas y cumpliéndolas a tiempo. Y, con los demás, diligencia significa poner entusiasmo en las acciones que se realizan con y para ellos.