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Diligencia en La Palabra de Dios

La “diligencia” es una hermosa y extraña virtud. El común de las personas tiende a ser conformistas y, en estos tiempos, a ser mediocres. La diligencia es lo contrario a la conformidad y mediocridad. La diligencia requiere esfuerzo, determinación, constancia y busca siempre la excelencia. La diligencia con Dios significa cumplir con los compromisos con él. Diligencia con uno mismo significa ser activo, no caer en la pereza, con metas fijas y cumpliéndolas a tiempo. Y, con los demás, diligencia significa poner entusiasmo en las acciones que se realizan con y para ellos.

 

La verdad es que las personas ponemos diligencia en las cosas que nos gustan o interesan. ¿Cómo es nuestra diligencia en relación con la Palabra de Dios? El mundo la rechaza; pero, se supone que para nosotros los creyentes alimentarnos con la Palabra es una prioridad y enseñarla también. Pero, ¿en la práctica lo es?

 

Hoy reflexionaremos en el hermoso testimonio de un ESCRIBA judío que fue diligente en la Palabra de Dios. Su nombre ¡ESDRAS! En el libro que lleva su nombre nos dice quién era él, cuándo vivió y qué hizo. En el capítulo 7, verso 1 nos dice que vivió durante los días del rey Artajerjes de Persia. En el v.6, que era un escriba “diligente” en la ley de Moisés. Este Esdras había solicitado permiso al rey para subir de Babilonia a Jerusalén para enseñar la ley de Dios al pueblo luego que algunos judíos habían retornado a su patria e iniciado la reconstrucción del Templo. Y, el rey se lo ¡concedió!

 

Hizo, pues, un viaje que duró cuatro (4) meses (v.9); pues, la buena mano de Dios estuvo con él. Y, el v.10 nos dice la razón por la que la “buena mano de Dios estuvo con él”: “Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos”.

 

La Palabra de Dios se ha preservado hasta hoy porque Dios por medio del Espíritu Santo ha inspirado a hombres escribirla (2 P. 1:21) y que, también, ha obrado en el corazón de hombres y mujeres con el mismo espíritu de Esdras para INQUIRIR, CUMPLIR Y ENSEÑAR la palabra de Dios. Este sigue siendo nuestro desafío hoy para poder ser sal de la tierra y luz del mundo (Mt. 5:13,14).

 

No hay otra forma en poder dar sabor, preservar y alumbrar en este mundo fuera de la Palabra de Dios. Hoy, pues, debemos salir por las calles y decir a todos, esta es la Palabra de Dios, que ha trasformado nuestra vida y los puede transformar para bien a todos. ¡Animo pueblo de Dios!

 

Pastor José A. Martínez

 


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24 de Septiembre de 2023