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Definitivamente, el ser humano es un ser relacional. Para él, las relaciones son profundamente necesarias. No se puede llevar una vida normal y satisfactoria sin relacionarse con otros seres humanos; aun, cuando en estos tiempos, muchos tienen la tendencia a suplir esta necesidad relacional con mascotas y otras cosas.
Todos tenemos la necesidad de amar y de ser amados. Esta relación de amistad y amor sólo es posible mediante las relaciones humanas. De hecho, Las Escrituras exhortan a todos los creyentes a amarse fraternalmente los unos a otros (Ro. 12:10).
Pero, como alguien ha dicho: “en la real vida” hay mucha necesidad de experimentar relaciones sanas y constructivas, tanto en la amistad, el matrimonio, la familia y la iglesia.
Es muy posible que nos sintamos solos y alejados de los demás. Esto es comprensible, vivimos lejos unos de otros, nos reunimos sólo una vez por semana cuando venimos al templo a adorar juntos. En la semana nos ocupamos de nuestros trabajos, estudios, familias, entretenimientos, etc, que casi no sacamos tiempo para cultivar relaciones afectivas fuertes entre nosotros en tiempos donde todo parece ir bien. Pero, llegan momentos de sinsabores, pruebas y sufrimientos en que quisiéramos tener relaciones de amistad profunda que nos entiendan y apoyen y… ¡no los hay!
Para evitar esto, hay que dar prioridad a las relaciones. Primeramente, a nuestra relación con Dios y, luego con otros más allá de nuestra propia familia.
Esta calidad en las relaciones se construye de una manera deliberada y, empieza por uno mismo. No es un asunto de suerte, sino de elección donde yo debo dar el primer paso. Las Escrituras nos dicen: “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano” (Prov. 18:24).
Necesitamos amigos sinceros, profundos y leales que nos apoyemos en todo tiempo. Pero, esto no será posible sino aprendemos a RELACIONARNOS CON DIOS de una manera profunda y verdadera. Por ello, en el mansaje de hoy, nuestro Hno. Julio Monroy nos llevará a través de las páginas de la Biblia a examinar y mejorar la mayordomía de nuestra relación con Dios. Hay muchas cosas que podemos hacer para cultivar nuestra relación con Dios y, que definitivamente, nos ayudarán a relacionarnos mejor con otros.
Pastor José A. Martínez
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