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Ricardo Miró, en su Poesía Patria, escribió: “Revuelvo la mirada y, a veces, siento espanto cuando no veo el camino que a ti me ha de retornar”.
“Siento espanto…” es lo que sentimos cuando observamos lo que está pasando en las naciones y, en nuestra amada patria, ¡Panamá! Por un lado, la pandemia del coronavirus y sus consecuencias en la vida y economía de las naciones; catástrofes como terremotos, huracanes, tifones e inundaciones; choques de potencias mundiales por el control político y económico mundial; la corrupción de los sistemas políticos, económicos y de justicia de las naciones; la decadencia moral a todo nivel, unido a la delincuencia, las drogas, el abuso sexual, la pobreza, la suciedad de nuestra ciudad, el aumento de gente viviendo en las calles, las aguas estancadas, los olores nauseabundos, los herbazales por doquier, las calles descuidadas, la insensatez de tanta gente y, la desidia de muchas autoridades, arrastran a una desesperada frustración y depresión.
El Salmista escribió: “¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas?” (Sal. 2:1). Sí, los pueblos, los reyes, los príncipes y los que gobiernan consultan unidos para romper toda ligadura y cuerda que los mantenga unidos y relacionados a el Dios que nos hizo (Sal. 2:2,3).
¡Como vieran las naciones! ¡Como viera mi Patria, Panamá, el camino que nos ha de retornar a la bendición de Dios para ser una nación Bienaventurada! El Salmista lo escribió: “Ahora, pues, o reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino” (Sal. 2:10-12). Sí, el Camino de retorno para ser una nación Bienaventurada es volverse a Dios (Sal. 33:12b). Entonces, haremos nuestra la oración del Sal. 144:12-15, por nuestros hijos y nuestra nación.
Pastor José A. Martínez
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