En este tiempo estamos enfatizando el tema de la iglesia: “eclesiología”, es decir, lo que la iglesia hace y como se administra. Así que, nos proponemos conocer los diferentes ministerios que una iglesia sana debe llevar adelante para la extensión del reino de Dios y el crecimiento de los miembros de la iglesia local que la componen.
Hasta ahora, hemos visto la importancia de los ministerios de enseñanza bíblica, comunión cristiana, ministerio de servicio a través de los diáconos. Hoy, abordaremos el importantísimo ministerio de visitación; en especial, a los ancianos y enfermos.
Durante la última semana de su ministerio, Jesús, enseñó sobre la necesidad de la compasión en el corazón de sus seguidores que deben llevarlos a acciones prácticas. Tal era la importancia del mismo, que tendría consecuencias eternas (Mateo 25:31-46). Esta enseñanza incluye varios ministerios de compasión en los que los seguidores de Cristo deben involucrarse, incluyendo, la visitación a los enfermos y a los ancianos.
Las Escrituras nos enseñan que la iglesia es el cuerpo de Cristo, que está formada por muchos miembros y que necesitan del cuidado mutuo; por eso, el Señor ha dado dones y talentos para hacerlo (Ro. 12 y 1 Co. 12; 1 P. 4:10).
Esta para que se dé esta interdependencia sana, el cuerpo necesita darse cuenta de la necesidad del cuidado mutuo. Una forma de hacer esto es a través del MINISTERIO DE VISITACIÖN. Todos deberíamos visitarnos intencionalmente unos a otros. Esto es sano, enriquecedor y fomenta la unidad y el crecimiento cristiano. Pero, hay un ministerio generalmente descuidado en nuestras iglesias la VISITACIÓN A LOS ANCIANOS Y ENFERMOS.
En nuestra iglesia, por muchos años, llevamos adelante este ministerio de compasión. Muchos de los hermanos que tuvieron carga por este ministerio, ya están ancianos o enfermos y no pueden llevarlo adelante. Ahora es el tiempo para que ellos, a su vez, sientan el cuidado y aprecio de la iglesia, al visitarles y cuidarles. Oramos que el Señor ponga esto en nuestro corazón y nos involucremos en él.
Pastor José A. Martínez
