El enfoque del mayordomo no es en “sí mismo”, es en ¡OTROS! Si bien es cierto, él recibe las bendiciones de una buena administración y una recompensa de su Señor, su responsabilidad y cuidados va más allá de los de su propia familia. Es allí, donde Jesús, en Mateo 24:45 dice: “¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su Señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?”
Tenemos, pues, la responsabilidad de cuidar a los de nuestra casa; pero, va más allá. Pablo, escribiendo a los creyentes gálatas les dijo: "No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”.
Jesús, observando la conducta hipócrita de los fariseos y, conociendo la conducta humana (que nos incluye a nosotros), habló sobre la mayordomía de los últimos tiempos y algo que no se nos debe olvidar: ¡la misericordia y compasión hacia los que sufren! Esto es lo que enseñó en Mateo 24:31-45, “El Juicio de las Naciones”.
Hoy, pues, necesitamos revisar nuestra conducta y actitud hacia la gente que sufre. Pues, la mayordomía no tiene que ver sólo con el dinero. Incluye, la actitud hacia la gente, especialmente los que sufren. Esto nos protege de una vida egoísta y centrada en nosotros mismos. ¡La compasión está en el corazón de un verdadero mayordomo! Y, nosotros, ¡debemos practicarla y enseñarla!
Así que, hermanos, no olvidemos el llamado del Señor a la misericordia y la verdad: “Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón” (Pr.3:3)
Pastor José A. Martínez
