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Continuamos hoy con la reflexión en el tema de la semana pasada “Los tiempos Que vienen” desde una perspectiva económica enfocado a las medidas personales y familiares. Esta semana desde la perspectiva de la iglesia.
Esta semana el Banco Mundial publicó el documento “Perspectivas de la Economía Global” donde indica que: “se proyecta que el crecimiento mundial se desacelerará al 1.7% en 2023 y 2.7% para 2024, el tercer ritmo más débil en casi tres décadas, sólo opacado por las recesiones mundiales de 2009 y 2020.
Esto reafirma lo que hemos venido diciendo: que el panorama económico se ve nublado en el horizonte inmediato y debemos tomar medidas en lo personal, familiar y también como iglesia.
En el Evangelio de Lucas, capítulo 14, en el contexto de la enseñanza de Jesús en torno al costo de seguirle, enseñó acerca de la importancia de “prever” y “calcular” para tomar las medidas necesarias antes de que las cosas ocurran (Lc. 14:28-32). Para nosotros, como iglesia, significa evaluar los tiempos que viene, hacer un presupuesto de inversión basado en necesidades reales y priorizadas para salir adelante.
Y, no sólo el presupuesto, sino las medidas administrativas necesarias para ejecutarlas. Este proceso debe ser llevado con responsabilidad, amor y mucha sabiduría de lo alto; entendiendo el valor de las personas y sus aportes económicos y trabajo voluntario. De esa manera, no ponemos bozal al buey que trilla (1 Ti. 5:18), sino que nos permite cumplir el ministerio que hacemos al Señor con gozo y con toda transparencia (ver 2 Co. 8:10-21).
Por lo que esto es lo que necesitamos abordar hoy, a fin de que nos preparemos para la aprobación de nuestro presupuesto Anual con toda responsabilidad y que lo hagamos en amor.
Pastor José A. Martínez
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