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“La Necesidad De Decirles Las Mismas Cosas

Cuando el Apóstol Pablo estuvo en preso en Roma escribió varias de sus cartas apostólicas. Entre ellas, la de Los Filipenses. Su invitación constante rea a estar gozosos frente a las adversidades.

 

El mismo estaba preso; pero, sabía que la Palabra de Dios no estaba presa (2 Ti. 2:9). Escribió: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio” (Ef. 1:12). Dice: “las cosas que me han sucedido”. Eso significa todas las cosas que han ocurrido a lo largo de su ministerio. Muchas de ellas hermosas; pero, muchas de ellas, duras y dolorosas (2 Co. 11:16-33). Sin embargo, dice: “han redundado más bien para el progreso del evangelio”.

 

Esto es lo que, en estos tiempos difíciles, debemos ver: que la Palabra de Dios no está presa y que los que nos sucede a nosotros, también, redunda para ¡progreso del evangelio!

 

En capítulo 3, verso uno escribió: “Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro”. Parece, que una y otra vez, les repetía las mismas cosas, y que no era molestia para él hacerlo, ni para los hermanos el volverlas a escuchar.

 

Esto mismo siento yo en mi corazón, casi que quisiera volver tras cada uno de los mensajes que he compartido con ustedes durante este tiempo de pandemia. Firmemente creo, que el Señor nos ha guiado en cada uno de ellos.

Pero, hoy siento la necesidad de volver a enfatizar:

 

·  La PROMESA DE PROTECCIÓN en el Salmo 91

·  La CERTEZA DE QUE PODEMOS ORAR DICIENDO: “Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado” (Sal. 16:1)

·  Una de las experiencias difíciles del Apóstol Pablo, de las cuales se refirió cuando dijo: “Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio”.

 

Me refiero a LA PROMESA DE PRESERVACIÓN DE LA VIDA, tanto del apóstol, como de aquellas 276 personas que iban en aquél barco condenado a un naufragio seguro (Hch. 27). Pues, Dios, ¡siempre cumple su Palabra!

 

Pastor José A. Martínez


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 26 de Julio de 2020.