Una de las doctrinas bíblicas más atacadas y por las cuales se busca denigrar la iglesia cristiana, es la del DIEZMO. Creo, que todo lo que hacemos, debe ser para honrar y glorificar al Señor y, debemos hacerlo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, con acción de gracias (Col. 3:17).
Diezmar o no diezmar, es un asunto del corazón y, es un asunto de conciencia. Que, además, da evidencia de quien es Señor de nuestra vida o, a quién servimos en la práctica: ¿al Señor o al dinero? Esto debemos revisarlo todos, sea los que damos o las motivaciones de aquellos que lo reciben.
Las iglesias Bautistas hemos enseñado que el diezmo es una doctrina bíblica; que es la forma que el Señor proveyó para suplir las necesidades de su “casa” (la obra de Dios). El entregar el diezmo como un acto de adoración, no impide que seamos generosos para dar también otras ofrendas tan necesarias para la obra de Dios.
Desde que entregué mi vida al Señor, al leer TODA la Escritura, encontré que el diezmo es de Dios, que él nos bendice y que yo debía dar en gratitud según él me hubiera prosperado. Por lo que, a través de los años, lo he practicado. Y, puedo dar testimonio de la fidelidad de Dios a su Palabra y a sus promesas.
Sin embargo, he encontrado a muchos que les cuesta dar; prefieren el concepto de dar “limosnas” a Dios. Y, otros, se niegan rotundamente a darlas. No sé cuál sea su convicción y práctica. Pero, hoy necesitamos conversar este tema. Oro al Señor, nos ayude a ver, con sus ojos, lo que debemos hacer.
Pastor José A. Martínez
