Sin lugar a dudas el matrimonio está en el corazón de Dios. Él fue quien formó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza y quién los unió en el santo vínculo del matrimonio y les ordenó fructificarse y multiplicarse (Gn. 1:26-28).
Muchos siglos después, Jesucristo reafirmó el ideal y vigencia del matrimonio cuando dijo: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mt. 19:4-6).
La verdad es que Dios ha querido siempre que el ser humano le honre con el matrimonio. Por eso, el autor de hebreos, de manera clara dice: “honroso sea en todos el matrimonio” (He. 13:4 a)…. Esto, no en algunos, sino en “TODOS”. Por lo que todos deberíamos aspirar entrar a esta institución con el gozo y la bendición de Dios, aún, cuando para el mundo esto sea algo menospreciado y desechable.
Hoy, como iglesia, nos llenamos de gozo al ver un hermoso grupo de señoritas aspirar entrar a esta hermosa institución del matrimonio, por lo que haremos entrega de una Biblia Blanca a cada una de ellas. En la esperanza de que siempre sean guiadas por el bendito consejo y dirección del Espíritu Santo a través de su Palabra.
Y, para el provecho de todos: niños y niñas ya con cierto entendimiento; nuestros jovencitos y jovencitas que están despertando al amor; los jóvenes que están ya en edad casadera y, a los que somos padres, que esto nos abruma, quiero compartir el mensaje “Honroso sea en todos”.
Oro para que el Señor nos dé entendimiento para entender sus propósitos, sabiduría para elegir con entendimiento y no con frágiles enamoramientos que no van a ningún lado, sino que son augurio de muchos dolores y sufrimientos. Hoy quiero hablarles como su pastor y espero que escuchemos con mucha atención.
Pastor José A. Martínez
