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En esta semana se ha celebrado el Día Internacional de la Mujer y, nosotros, nos unimos a esta celebración. Desde la perspectiva bíblica, la religión cristiana valorizó y dignificó, desde un principio, a la mujer; quien había sido despojada de su dignidad y sus derechos naturales dados por Dios. La cultura y la religión participaron de este despojo a través de los tiempos, al punto de “cosificar” a la mujer como un objeto que el hombre podía usar o transferir a su antojo. ¿Resultado? ¡Pérdida para todos!
El Apóstol Pedro, siendo consciente de esto, y habiendo visto él mismo el ejemplo y la enseñanza de Cristo en cuanto a la valoración y dignificación de la mujer y del matrimonio y, siendo él mismo esposo, escribió en su Primera Carta instrucciones claras respecto a las esposas y a los esposos en cuanto a sus roles establecidos por Dios (1 Pedro 3:1-7). Sí, las mujeres son iguales al varón en cuanto a ser hechos a imagen y semejanza del creador; pero, diferentes en roles. Esto no avergüenza, ni hace a nadie superior o inferior. Sencillamente es lo que dispuso el creador para bendición de la familia y la humanidad. Si las cosas no han andado bien, tanto para el hombre como para la mujer, ha sido por el alejamiento de los seres humanos de los propósitos y principios de Divinos.
Hoy, pues, queremos animar a los hombres a vivir en esta perspectiva bíblica de honrar, amar, cuidar y apoyar de manera justa a las mujeres. Ellas son esposas, madres, hermanas, abuelas. Y, son una bendición. Esposos, atendamos la instrucción dada por el Apóstol Pedro: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. Así que hoy veremos cómo dar honor a la mujer según la Biblia.
Pastor José A. Martínez
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