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La alabanza agrada a Dios; pues, Él habita en medio de la alabanza. Y, la Biblia nos invita a ofrecer sacrificios de alabanza (He. 13:15). El salmista decía: “Bendeciré a Jehová en todo tiempo, su alabanza estará de continuo en mi boca” (Sal. 34:1).
Generalmente, nos es fácil alabar a Dios cuando todas las cosas nos van bien y sentimos la presencia, la provisión, prosperidad y el cuidado de Dios. Allí exclamamos: ¡Aleluya! ¡Gloria Dios porque él es bueno! ¡Porque para siempre es su misericordia!
Claro, ¡es legítimo y bueno, ofrecer alabanza! Pues escrito está: “¿Esta alguno alegre? Cante alabanzas” (Stgo. 5:13b). Lo difícil, es alabara a Dios en medio de la angustia, del temor, de las pruebas. Es muy difícil hacerlo cuando todo parece ir mal y el peligro nos encierra.
El Salmista, en el Salmo 42, decía en medio de la prueba: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío” (v.5).
Definitivamente, ¡en la alabanza hay victoria! Sí, debo aprender “EL SECRETO DE LA ALABANZA” así como lo hicieron hombres y mujeres de fe, que alabaron en TODO tiempo.
· Job, alabó a Dios en medio de terribles pérdidas (Job 1 y 2)
· Los muros de Jericó se cayeron en medio de gritos de júbilo y de alabanza (Jos. 6)
· Josafat y el pueblo de Israel sacaron fuerza de la alabanza cuando tuvieron miedo (2 Cr. 20).
· Pablo y Silas alabaron estando encadenados y azotados (Hch. 16:22-26).
Sí, hay victoria cuando alabamos a Dios en TODO tiempo. Entonces, ¿por qué muchos escogemos la “quejabanza” en lugar de la alabanza? ¡Apropiémonos, hoy, del SECRETO DE LA ALABANZA!
Pastor José A.Martínez
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