El coronavirus COVID-19 ¡está en medio nuestro! Estamos en la etapa de TRANSMISIÓN COMUNITARIA. Eso quiere decir, que la trasmisión se da entre nosotros mismos y no es ya por personas que vienen de otros países. Esto es grave, muy grave. Y, requiere de todos, la solidaridad para detenerlo. No exponernos innecesariamente nosotros, ni exponer a otros. ¡Menos a los que amamos! Por eso, siga las recomendaciones de cuarentena, como vimos en Éxodo 11 y 12. Aprendamos a seguir las instrucciones para que vivamos confiadamente a la sombra del Altísimo (Sal. 91) y, humillémonos sinceramente ante Dios (2 Crónicas 7:14).
Ahora, la situación mundial es grave. Miles de personas están enfermando y muriendo (en Italia ¡alrededor de 500 muertes en un día!). Esto es terrible, los sistemas de salud están colapsando en Italia, España y otros países. Por las redes sociales vemos testimonios de médicos impotentes llorando.
En nuestro país, las medidas que están tomando el gobierno y las autoridades civiles y de salud están siendo positivas. Pero, no son suficientes. La situación va a empeorar. Y, es el momento de agarrarse del Señor y de ser solidarios.
A los creyentes, es tiempo de compartir de Cristo. La gente está abierta en estos momentos a pensar en Dios y a reflexionar sobre sus vidas y el destino de su alma.
En el mensaje de hoy, compartimos dos pensamientos principales: (1) Un llamado a reflexión de cómo el COVID-19 ha tirado por el piso la soberbia humana y, (2) La responsabilidad que tenemos de ser testigos de Cristo en esta hora de miedo. La Palabra clave: “NO TEMAS” (Is. 43:1,2).
Pastor José A.Martínez.
