En este mes, pese a las circunstancias que vivimos, no podemos olvidar la obra misionera, ni a nuestros misioneros. Razón por la cual, continuamos con este énfasis de oración y de ofrendar para su sustento. La verdad: ¡no todo el tiempo esto ha sido prioridad para todos nosotros! Sin embargo, Dios permite situaciones amenazantes para ponernos en el camino correcto.
Esto ocurrió con la Iglesia de Jerusalén (LA PRIMERA IGLESIA LOCAL). Los discípulos habían escuchado la orden del Señor Jesús, en lo que conocemos como la “GRAN COMISIÖN”, de IR y HACER DISCÍPULOS a todas las naciones” (Mt. 28:19,20).
También fueron testigos de las últimas palabras que el Señor les dio antes de ascender a los cielos: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8).
Sin embargo, por alguna razón que pudiéramos inferir, se quedaron cómodos en la iglesia de Jerusalén por un período entre 10 a 15 años. No se preocuparon en llevar las buenas nuevas del Evangelio más allá de las puertas de su Jerusalén. Fue entonces, que Dios permitió una situación amenazante, que obligó a todos (salvo los apóstoles) a salir de Jerusalén por causa de la persecución a la iglesia en los días de Saulo luego del martirio de Esteban. Fue entonces, donde se puso en marcha la obra evangelística y misionera en Judea, Samaria y lo último de la tierra.
Hoy, esta situación de PANDEMIA con el COVID-19, que amenaza nuestras vidas y que nos impide reunirnos en nuestros templos, nos obliga a REINVENTARNOS y ser RESILIENTES en cuanto a nuestra MISIÓN, siendo testigos de Cristo donde estamos, donde vayamos, con los medios y recursos disponibles, para que otros que están en oscuridad y con temor, sean alcanzados por el mensaje de Jesucristo. ¡Tenemos que ser RESILIENTES en nuestro trabajo y tarea misionera! Hoy hablaremos de la “Misión en Samaria en Tiempos de Crisis” (Hch. 8: 1-25).
Pastor José A.Martínez
